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LIDERAZGO FEMENINO EN MICROFINANZAS: CLAVE PARA EL DESARROLLO SOCIAL Y ECONÓMICO


El cambio climático y la creciente escasez de recursos naturales han generado preocupación en todo el mundo dado los riesgos para la estabilidad económica y financiera que estos representan. Es por eso que los gobiernos y los reguladores están implementando políticas que promuevan el desarrollo sostenible del país. Además, los inversionistas están mostrando mayor interés en apoyar empresas que generen impacto positivo en la sociedad.  

Sobre esa línea, las instituciones financieras ya están integrando los factores ESG (ASG, por sus siglas en español) dentro de su plan estratégico institucional, con sus respectivos objetivos, indicadores y metas. De allí que, muchas de las instituciones han optado por la creación de una oferta de créditos y servicios con connotación verde (paneles solares, seguros climáticos, etc.), así como por las emisiones de bonos temáticos (bonos de género, verdes, azules, entre otros). Para entidades de menor tamaño, como las microfinancieras (MFIs), implementar las mismas medidas que una entidad bancaria es todo un reto. El acceso y  procesamiento de datos y métricas de ESG se vuelve imprescindible para evaluar su desempeño en materia de sostenibilidad y desarrollar estrategias efectivas para mejorar su impacto. Sin embargo, la gran mayoría de MFIs presentan limitaciones financieras y tecnológicas para recopilar información sobre el impacto ambiental y social de sus operaciones.

Instituciones líderes en microfinanzas recogen información socioeconómica (tipo de vivienda, nivel educativo, actividad, etc.) al momento de la evaluación de la capacidad de pago, que les permita perfilar su base de clientes de acuerdo con sus características y necesidades, a fin de desarrollar y robustecer su oferta de productos y servicios. Asimismo, muchas entidades ya están explorando e implementando metodologías para medir la huella de carbono institucional como, por ejemplo, el Greenhouse Gas Protocol (GHG Protocol).

 La cultura organizacional y la capacitación del personal sobre sostenibilidad no está muy masificada en muchas microfinancieras. En este sentido, es crucial que los lideres de las instituciones fomenten la importancia de implementar este tipo de prácticas en la operatividad del negocio. Algunas instituciones integran temas de sostenibilidad dentro del programa de capacitación para el personal e, inclusive, la Junta Directiva y Alta Gerencia. Además, realizan programas de voluntariados donde se les invita a los colaboradores a realizar limpieza de ríos, campañas de reforestación, entre otros, a fin de ir generando conciencia. Otro aspecto importante es la integración efectiva de los factores ESG en la gestión integral de riesgos, buscando asegurar la sostenibilidad a largo plazo de las IMFs y sus clientes. Esto implica identificar y mitigar los riesgos ambientales y sociales asociados con las actividades de préstamos y servicios financieros, así como desarrollar políticas y procedimientos para promover la transparencia y rendición de cuentas en todas las áreas de operación. Una de las herramientas más utilizadas es el SARAS (Sistema de Administración Riesgos Ambientales y Sociales), que sirve para abordar los riesgos e impactos ambientales y sociales de las operaciones crediticias. Sin embargo, es importante que las microfinancieras evalúen si el perfil de los clientes y la oferta de créditos amerita el uso de esta herramienta que comúnmente es utilizada para evaluar el riesgo de crédito en grandes proyectos de inversión.

La incorporación de herramientas digitales para medir el riesgo climático en los créditos agrícolas representa un avance significativo en las microfinanzas. Con ello se puede evaluar de manera eficiente y precisa la capacidad de los agricultores para hacer frente al cambio climático teniendo en cuenta la zona, la sofisticación tecnológica, el tipo de cultivo, entre otras variables. Además, les permite a los asesores de crédito proporcionar orientación y recomendaciones a los clientes sobre medidas para mitigar su exposición al riesgo climático. Para concluir, podemos afirmar que el futuro de las microfinancieras en materia de sostenibilidad está marcado por la necesidad de integrar los factores ESG en sus operaciones y ofrecer productos financieros sostenibles, basados en información de los clientes para promover el desarrollo social, económico y ambiental de manera equitativa. Esto requiere del compromiso y liderazgo de sus líderes y su capacidad para adaptarse a los cambios en el entorno económico, regulatorio y social.  


Redacción:

Daniel Panaifo
Analista de Riesgos Senior   ​