Desde hace varios años, la clasificadora de riesgos MicroRate viene elaborando benchmarks financieros y sociales de manera semestral, a partir de la información de diversas entidades financieras latinoamericanas que evaluamos. A continuación, se detallarán alguno de los resultados más relevantes de la región, en base a las cifras actualizadas a diciembre de 2023. Cabe mencionar que para este análisis se considerarán las medianas por sobre los promedios, ya que son más fiables en muestras con instituciones diversas.
De acuerdo con el análisis se observa que la tasa de expansión del valor del portafolio de préstamos se mantuvo estable alrededor del 12%, ritmo similar al del año anterior. Poco más de la mitad de ese incremento fue atribuible a la ampliación de la base de prestatarios. Un mayor crédito promedio explica el resto de la variación.
Cuando se comparan estos resultados con los del ejercicio anterior, el crédito promedio aumenta en 10.3%, para mantener el dinamismo del volumen de colocaciones. Estos créditos de mayor tamaño pueden ser reflejo de una adaptación a las necesidades de financiamiento como producto de la inflación. A su vez, puede significar también una mayor exposición de la entidad financiera al riesgo crediticio, ya que puede implicar una mayor concentración del portafolio en ciertos productos


Cabe mencionar que el mantenimiento del
ritmo de crecimiento de la cartera en un
contexto de bajo crecimiento para la región
latinoamericana es también en parte, reflejo
de la alta competencia que caracteriza al
sector financiero. Algunas entidades pueden
ser más propensas a incrementar su perfil
de riesgo para defender su cuota de
mercado. Empero, tales decisiones suelen
tener un correlato en términos de calidad de
portafolio.
El indicador de cartera en riesgo muestra
importante reducción, pasando de 8.4% a
7.5% en el plazo de 1 año. En este sentido,
la mediana indica que al menos la mitad de
las instituciones incluidas en el análisis
muestran una mejora importante en la
calidad de su cartera. Las políticas
orientadas a mejorar las colocaciones
después de la pandemia, así como una
mayor cautela de las instituciones, explican
estos resultados.
Por el lado de la rentabilidad operativa se constata un deterioro en relación con el año anterior, encontrándose muy cercana al 0%, pese a mantener un rendimiento de cartera estable. El contexto internacional de alza de tasas de interés hizo más costoso el fondeo, con el consiguiente daño en el margen financiero. A lo anterior se sumó un aumento en el gasto de provisiones como proporción de la cartera. Es de esperar que la evolución del gasto financiero en el corto plazo sea favorable, es decir que las tasas de interés vayan disminuyendo paulatinamente, mientras que las perspectivas del gasto de provisiones van a depender más de la capacidad de cada institución por mantener un alineamiento entre una metodología crediticia prudente y una ejecución disciplinada en campo.

Redacción:
Eduardo Zuñiga
Gerente Ejecutivo